Hoy quiero presentaros dos procesos cognitivos fundamentales para el aprendizaje: la atención y la memoria.
En primer lugar, la atención es un mecanismo de capacidad limitada cuya función primordial es controlar y orientar la actividad consciente del organismo de acuerdo con un objeto determinado.
Distinguimos entre varios tipos de atención, pero antes de ello debemos tener en cuenta el nivel básico de este proceso cognitivo que es el Arousal (estado de alerta) y el Span Atencional, que serían la cantidad de estímulos que podemos procesar en una unidad de tiempo y espacio, ya que recordemos, es limitado.
Entre los tipos de atención encontramos:
– Atención focalizada: capacidad para centrar nuestra atención en un único estímulo.
– Atención sostenida o de vigilancia: capacidad para mantener la atención durante un período largo de tiempo frente a estímulo poco novedoso (monótono, aburrido). A su vez se divide en auditiva y visual.
– Atención selectiva: capacidad para seleccionar un estímulo concreto necesario para la consecución de un objetivo, a la vez que inhibes el resto de los estímulos no significativos
– Atención alternante: capacidad para alternar el foco de atención de un estímulo a otro de manera simultánea. Es decir, cambiar el foco de un estímulo a otro.
– Atención dividida: capacidad para atender a dos focos estimulares al mismo tiempo.
Al mismo tiempo se ha de contemplar que la atención puede ser:
– Involuntaria (Botton-up): Cuando atiendes a ese tipo de estímulos (novedosos, llamativos) lo que haces es reaccionar a un estímulo externo/ interno, sin objetivo o meta. Es decir, de manera involuntaria tú tienes que atender a ese estímulo.
– Voluntaria (Top-Down): Atiendes porque tienes un motivo.
Por otro lado, la memoria es la que nos permite almacenar información en nuestro cerebro y recuperarla en el caso de necesitar volver a ella.
Es interesante conocer el proceso de cómo y qué recordamos. Dependiendo de la relevancia que para nosotros tenga la información que se filtra de los sentidos, pasará a la memoria a corto plazo y posteriormente a la de largo plazo.
Además, en esta última memoria, largo plazo, encontramos dos tipos:
– La procedimental (como, por ejemplo, recordar cómo se monta en bicicleta)
– La declarativa que recoge tanto memoria episódica (vivencias) como semántica (información del mundo).
A continuación, un esquema de lo expuesto anteriormente de manera más visual.
¡Espero que os haya resultado útil esta información!
Lucía de la Fuente